LA AUDITORÍA Y LA LUCHA ANTICORRUPCIÓN

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La pandemia global conocida como Covid-19 ha generado una crisis financiera que repercute en todas las economías del mundo. Recientemente, algunos expertos contables en Europa advierten una posible tendencia hacia el fraude corporativo. Entonces los directivos de las empresas se ven tentados por desarrollar engaño económico en sus registros, cuya información se ‘blanquea’ a través de mecanismos que se han normalizado.

El caso de la famosa ‘caja 2’ de Odebrecht en el Perú es objeto de estudio en universidades y congresos de la profesión contable. Como también se han analizado emblemáticos casos de fraude como la norteamericana TYCO, o el ‘caso Caterpillar’ donde se maquillaron los libros contables en China, generando una crisis de imagen corporativa que mermó durante años el crecimiento comercial de la marca.

Además, el cronograma legal indica que se acaban de presentar los estados financieros de las empresas del Perú, información que muchas veces insatisface a la directiva y accionistas, o deja dudas en los resultados. Por lo que cobra protagonismo el rol del auditor, sea contable, financiero o gubernamental. La auditoría forense permite que se detecten anomalías que muchas veces están validadas e incluso formalizadas en el sistema tributario.

Para garantizar la viabilidad de un dictamen de auditoría, estos se rigen bajo la Norma Internacional de Auditoría. Específicamente la NIA 240, que plantea que la responsabilidad del auditor en la auditoría de estados financieros, puede determinarse de dos maneras: como un fraude doloso o un error involuntario. Dentro de lo referido a una intencionalidad fraudulenta, esta se puede dar por incorrecciones en la información financiera, y las que se deben a una apropiación indebida de activos.

En ese sentido, desde el punto de vista legal, el auditor puede hasta identificar la existencia de fraude, pero no puede determinar si se ha producido un delito.

La Guía de Aplicación de la NIA, que rige la práctica de los auditores, plantea que debe existir un incentivo para cometer fraude, tanto como la percepción de una oportunidad que puede evidenciar un sistema de control interno poco riguroso.

También contempla que el fraude se da, en muchos casos, por la necesidad de mostrar resultados positivos que permitan el reconocimiento de la alta dirección, o negativos que permitan pagar menos impuestos, para lo cual aumentan gastos con facturas de servicios ficticios o dejan de facturar, o facturan en periodo diferido, o como retiro de activos fijos o registrados en otras cuentas del activo, siendo gastos de capital, con lo que logran la apropiación indebida.

La NIA plantea que existen personas honestas que pueden cometer fraude en un entorno que ejerza presión sobre ellas, sobre todo cuando depende de esta persona la decisión de compras significativas.

El fraude es una construcción sistemática de información con data falsa que superan los controles, muchas veces se da en colusión entre funcionarios alrededor del contador de la empresa, quien se convierte en el embrión del hecho irregular, en el primer responsable de la figura de un fraude.

Para los empresarios y directores insatisfechos de la información que le arroja los estados financieros, la figura del auditor cobra vitalidad para optimizar la rentabilidad a través de la detección de anomalías en los estados financieros.

Un dictamen de auditoría, un servicio profesional de análisis exhaustivo del sistema de control interno en base a una muestra selectiva de las cuentas significativas de los estados financieros, es una inversión que sustenta el crecimiento corporativo en línea de tiempo.

Las empresas, sobre todo las que vienen creciendo a ritmo exponencial, como el sector fintech y las start ups de tecnología e innovación, las PYMES formales y en proceso de formalización, hasta las grandes industrias como la minería o el rubro construcción, que son angulares en el PBI de nuestro país, son las destinadas a buscar la ayuda profesional de firmas auditoras, para validar la estructura financiera de una gestión exitosa y que no se trata de un maquillaje documentario.